El presidente de la Nación Argentina mantuvo el pasado viernes una reunión con los gobernadores de provincias con un simple objetivo: definir los fondos coparticipables.
Con un tono engreído, al finalizar en encuentro un funcionario muy cercano a Macri expresó, «Tenemos la sensación alfa de que ganamos, pero también es verdad que cedimos mucho». La lectura se reiteró en gran medida en el resto del gabinete nacional pero también entre los gobernadores que hablaron públicamente.
Hay un hecho objetivo y claro en toda esta pulseada por los fondos coparticipables, la reforma tributaria y el compromiso de ordenamiento fiscal que impulsa el Presidente: el Gobierno quiere avanzar cuanto antes en la aprobación de este paquete de reformas y buscará sancionar en apenas tres sesiones extraordinarias en el Congreso las medidas acordadas con los gobernadores.
La idea es derogar el artículo 104 de la Ley de Ganancias que establecía que el 36% de la recaudación por ganancias no ingresaba a la masa coparticipable y se dividía entre la provincia de Buenos Aires ($650 millones, el tope); un 10% para el resto de las provincias que se repartía por coeficiente de coparticipación; un 4% para aquellos distritos con "necesidades básicas insatisfechas.
Nada esta cerrado aún y Macri con su esquema de «sensación alfa» propia del budismo tibetano aplicado a la política se hizo carne en el primer round con los gobernadores. No hubo perdedores ni ganadores por ahora. Pero la batalla recién comienza, por más que el oficialismo quiera acelerar los tiempos en el Congreso.